¿Qué desafíos podría enfrentar un líder radicalmente sin manos?
Los estilos de liderazgo van desde la radicalmente práctica, lo que significa delegar casi todo a los subordinados, hasta la práctica, lo que significa microgestionar hasta el más mínimo detalle operacional. Si bien un estilo de administración sin intervención puede permitir a los empleados adaptarse rápidamente a las cambiantes condiciones comerciales, las empresas pequeñas y grandes bajo dicha administración también pueden desviarse del rumbo y tener problemas.
Deriva organizacional
El liderazgo radicalmente no activo puede llevar a la deriva organizacional a medida que los departamentos y las divisiones pierden el enfoque sin una guía clara de la gerencia superior. Las empresas necesitan líderes fuertes que comuniquen sus prioridades de manera clara y coherente. Esto es especialmente cierto para las pequeñas empresas, que necesitan una mano firme y un fuerte enfoque durante los primeros años de operación. A medida que estas pequeñas empresas crecen, los propietarios pueden comenzar a delegar algunas de las responsabilidades operativas y centrarse en el panorama general.
Responsabilidad difusa
La responsabilidad puede volverse confusa bajo un liderazgo radicalmente sin contacto porque puede haber confusión en cuanto a quién está a cargo. Los problemas graves pueden permanecer sin resolver porque nadie quiere tomar posesión de ellos. Los ejecutivos sénior, especialmente en las grandes empresas, pueden incluso no saber sobre problemas potencialmente dañinos hasta que sea demasiado tarde. Los gerentes pueden comunicar involuntariamente el mensaje de que no quieren saber acerca de los problemas, lo que puede frenar como resultado. Para evitar que estos problemas supurantes causen un daño financiero grave, los líderes deben establecer un proceso de escalamiento interno de problemas y cultivar sus propias fuentes de información. Por ejemplo, el propietario de un pequeño restaurante puede pedirle a sus servidores que le informen directamente si un cliente se queja de algún aspecto de su experiencia culinaria o directamente puede preguntar a una selección aleatoria de clientes cómo se sienten con respecto a la comida y el servicio.
Toma de decisiones lenta
La toma de decisiones puede ralentizarse bajo un liderazgo sin intervención. En ausencia de una dirección clara por parte de la administración superior, los gerentes de nivel medio pueden posponer la toma de decisiones difíciles, lo que podría llevar a la pérdida de oportunidades de ingresos y participación de mercado. Por ejemplo, es posible que los proveedores no obtengan respuestas oportunas sobre sus cotizaciones de precios, lo que podría generar retrasos en la producción, y los clientes pueden tener que esperar demasiado para las actualizaciones de los productos, lo que podría significar la pérdida de ventas. Los líderes deben establecer fechas límite para las decisiones clave y responsabilizar a los gerentes individualmente.
Guerras territoriales
El liderazgo sin intervención puede llevar a silos y feudos, especialmente en grandes empresas. Los gerentes de nivel medio pueden comenzar a actuar como si estuvieran dirigiendo sus propias compañías. Esto podría llevar a guerras territoriales, en las que los gerentes compiten entre sí por recursos humanos y financieros. Esto puede afectar la moral de los empleados y el rendimiento financiero. La alta gerencia debe dejar claro que, si bien los gerentes tienen la libertad de administrar sus proyectos y departamentos como les parezca, deben trabajar juntos por los intereses de toda la compañía y sus accionistas.