Política fiscal para la expansión agresiva

La política fiscal es un programa legislativo del gobierno con respecto al gasto y los impuestos. La política fiscal de los Estados Unidos es responsabilidad conjunta de los poderes ejecutivo y legislativo del gobierno. El presupuesto es el principal instrumento para implementar la política fiscal. La política fiscal expansiva busca estimular el crecimiento económico, mientras que la política fiscal contractiva busca frenar el crecimiento. Después de recesiones severas, como la recesión de 2008, los gobiernos pueden implementar recortes impositivos agresivos y gastos de estímulo para generar crecimiento económico.

Recortes de impuestos

Algunos economistas sostienen que los recortes de impuestos son mejores para estimular el crecimiento económico. Señalan el crecimiento económico que siguió a los recortes de impuestos de principios de los 80 y principios de los 2000 para apoyar sus argumentos. En un artículo de "Forbes" de enero de 2009, el ex economista del Departamento del Tesoro de EE. UU., Bruce Bartlett, argumenta que los recortes fiscales específicos funcionan porque las reducciones entran en vigencia rápidamente. Recomienda cambios impositivos que estimulen las inversiones del sector privado, lo que constituiría una base para el crecimiento económico futuro. Los ejemplos de dichos cambios impositivos incluyen cronogramas de depreciación acelerada y créditos fiscales que expiran después de unos meses.

Las pequeñas empresas podrían acelerar sus compras de equipos para aprovechar estos créditos. Esto generaría actividad en el sector manufacturero, lo que llevaría a la creación de empleos y al crecimiento económico. En un artículo de junio de 2010, el profesor N. Gregory Mankiw de la Universidad de Harvard sugiere un recorte de impuestos a la nómina, lo que reduce la carga fiscal tanto para los empleadores como para los empleados. Sin embargo, advierte contra la implementación de un recorte de impuestos para las nuevas contrataciones porque eso podría causar ineficiencias en la fuerza laboral. Por ejemplo, una empresa podría despedir a sus empleados y contratarlos nuevamente para aprovechar estos créditos fiscales.

Gasto de estímulo

El gasto de estímulo incluye programas de infraestructura, incluidas reparaciones de puentes y carreteras y construcción de edificios. El gasto en estímulo genera crecimiento económico debido al efecto multiplicador. Por ejemplo, un proyecto de reparación de puentes podría llevar a contratos para pequeñas empresas de construcción, lo que aumentaría el número de nuevos empleados. Esto generaría una nueva ronda de gastos y contrataciones, ya que las personas comprarían artículos esenciales para el hogar y otros productos, lo que podría llevar a una actividad manufacturera renovada y al crecimiento del empleo. En resumen, el efecto multiplicador convierte un dólar de gasto de estímulo en dos o más dólares de crecimiento económico. Sin embargo, el gasto de estímulo debe ser oportuno para que sea efectivo, argumenta Bartlett, porque los retrasos podrían conducir a la inflación y tasas de interés más altas.

Otras medidas

Otras iniciativas de política fiscal para estimular el crecimiento incluyen modificar los estabilizadores automáticos, proporcionar ayuda directa a los gobiernos estatales y locales e invertir en programas de capacitación laboral para desempleados. Los estabilizadores, como el seguro de desempleo, entran en vigencia automáticamente cuando las condiciones económicas empeoran. Para estimular el crecimiento, el gobierno podría facilitar la calificación y extender los períodos de beneficios. Las personas que reciben estos beneficios por lo general tienen un ingreso disponible limitado. Esto significa que van a gastar cualquier beneficio adicional que reciban, lo que contribuiría al crecimiento económico.

Consideraciones

El gasto de estímulo y los recortes de impuestos pueden aumentar los déficits del sector público. Los Estados Unidos y otras naciones desarrolladas pueden permitirse tener grandes déficits durante períodos prolongados porque tienen buenas calificaciones crediticias. Sin embargo, como lo demostró la crisis de la deuda europea de 2010 y 2011, los países con cantidades excesivas de deuda comienzan a perder la confianza de los inversores, lo que podría llevar a tasas de interés insostenibles.

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